Ukumarí cumple 10 años: un aniversario que despierta conciencia, nuevas vidas y una defensa urgente por la naturaleza

A diez años de su apertura, el Bioparque Ukumarí celebra algo más que un aniversario: celebra una década sembrando conciencia, cuidando vidas y construyendo un puente profundo entre las personas y la naturaleza. En un evento cargado de emoción, visitantes, autoridades y amantes de la fauna se reunieron para presenciar un hito que confirma por qué este es uno de los espacios de conservación más importantes del país. La jornada estuvo marcada por dos anuncios que resonaron con fuerza: la llegada de nuevas especies que enriquecen la diversidad del bioparque y el nacimiento de un proyecto educativo que pretende tocar fibras y transformar realidades en Colombia entera.

Uno de los momentos más conmovedores de la celebración fue la presentación de Imara y Lewa, dos leonas majestuosas que ahora hacen parte de la familia felina de Ukumarí, junto al ya querido Gruñón. Esta incorporación, resultado de alianzas estratégicas con Piscilago y la Fundación Zoológico de Barranquilla, no es solo un logro logístico: es un acto simbólico que refleja la misión del bioparque de ser un refugio seguro para nuevas almas. Como lo expresó el gerente Raúl Murillo Betancur, recibirlas es un recordatorio de que la conservación es un acto de amor que deja huella. Imara y Lewa llegan a un espacio donde serán cuidadas, respetadas y acompañadas en un entorno que prioriza su bienestar y la posibilidad de convivir de manera sana y protegida.

Pero el aniversario también fue escenario de una revelación poderosa: el lanzamiento de “La Voz del Bosque”, una campaña de educación ambiental que rompe con todo lo convencional. Lejos de los formatos tradicionales, esta iniciativa apuesta por el arte como herramienta de transformación emocional y social. La aparición de un Puma-Marioneta en escena, símbolo vivo de los animales víctimas del tráfico ilegal, dejó al público en silencio. Este personaje, que representa a quienes no pueden defenderse, encabezará una gira por escuelas, universidades y espacios públicos para sensibilizar a miles de colombianos sobre una realidad que muchos prefieren ignorar. El mensaje es claro: no basta con saber, hay que sentir para actuar.

Con un llamado vehemente, el Bioparque Ukumarí invitó a empresarios, entidades gubernamentales y organizaciones a unirse a esta causa que necesita manos, recursos y voluntades. “Cada aporte es una inversión en la vida”, afirmó el gerente, recordando que la meta es crear más marionetas que representen otras especies traficadas y así multiplicar la fuerza del mensaje. Los 10 años de Ukumarí se convirtieron así en un recordatorio inspirador de que proteger la naturaleza es una responsabilidad compartida. Este aniversario no fue un simple festejo: fue una declaración de compromiso, un acto de valentía y una invitación abierta a quienes desean convertirse en guardianes de la vida silvestre.