Quemados, niños heridos, animales afectados y una pregunta incómoda: ¿por qué seguimos usando pólvora?

Diciembre suele llegar con velas encendidas, discursos sobre unión y muchas fotos que hablan de celebración. Pero mientras intentamos convencernos de que esta es una época de paz, la realidad vuelve a golpear con fuerza. En los primeros ocho días de diciembre de 2025, Colombia ya suma 333 personas lesionadas por pólvora. Solo el fin de semana del Día de las Velitas dejó 231 personas quemadas. Antioquia encabeza el listado nacional con 50 casos y Medellín se posiciona como la ciudad con más personas lesionadas, con 26 reportes oficiales. No es una situación aislada ni un accidente imprevisible: es un patrón que se repite cada año y que sigue cobrando víctimas.

Las cifras duelen aún más cuando se mira quiénes están pagando el precio. De los 333 casos reportados por el Instituto Nacional de Salud, 106 corresponden a menores de edad. Es decir, niños y niñas que no decidieron, que no eligieron el riesgo, pero que hoy cargan quemaduras, cicatrices y traumas por una costumbre que los adultos siguen defendiendo. En 14 de esos casos, los menores se encontraban acompañados por adultos bajo los efectos del alcohol. Y entonces la conversación deja de ser solo sobre pólvora y se convierte en una pregunta incómoda sobre responsabilidad, cuidado y conciencia colectiva.

Los elementos que causan la mayoría de las lesiones tampoco son una sorpresa. Los totes y los voladores, comúnmente minimizados, siguen siendo los responsables de quemaduras, laceraciones y amputaciones. A pesar de campañas, advertencias y años de información, la historia se repite. Y con ella, los hospitales llenos, las familias angustiadas y las noticias que parecen copiarse de un diciembre al otro.

Frente a este panorama, Medellín ha decidido insistir en un mensaje claro: la celebración no puede seguir costando vidas ni salud. Son muchos los motivos para defender celebraciones más seguras, cuidadoras y llenas de vida, y por eso la Alcaldía ha apostado para el cierre de 2025 por una programación cultural fuerte, sostenida y visible. Desde el 30 de noviembre, la ciudad inició una serie de conciertos, encuentros ciudadanos y actividades artísticas pensadas para invitar a las personas a recibir la Navidad de una manera distinta, sin pólvora, sin riesgo y sin miedo.

El secretario de Cultura Ciudadana, Santiago Silva Jaramillo, explicó que esta programación busca convocar a las familias a vivir la temporada desde el encuentro y la música, resaltando lo valioso y bello que resulta recibir la Navidad a través de espacios culturales que promuevan otras formas de celebrar. La intención es clara: ofrecer alternativas reales para que la ciudadanía no sienta que dejar la pólvora significa renunciar a la alegría, sino todo lo contrario.

Este enfoque se conecta con un mensaje que Medellín viene construyendo desde hace varios años: Medellín es antipólvora, Medellín es como Vos. Más que una consigna, es una invitación a reconocerse como una ciudad capaz de evolucionar, de cuidar la salud de los adultos mayores, la tranquilidad de los animales y el bienestar de quienes ama. Esta línea hace parte de la estrategia Medellín es Como Vos, que promueve la cultura ciudadana, la empatía y la confianza como valores esenciales para convivir.

Porque la pólvora no solo quema piel. Contamina el aire, altera la salud de personas con enfermedades cardíacas o ansiedad, colapsa servicios de urgencias y genera pánico en animales domésticos y silvestres. Todo esto ocurre mientras seguimos llamándolo “tradición”. Pero ninguna tradición debería sostenerse sobre el dolor evitable de otros.

La Alcaldía está actuando: proponiendo cultura en lugar de estruendo, encuentro en lugar de riesgo y conciencia en lugar de costumbre. El resto depende de nosotros. Entender que celebrar también es cuidar, que la alegría no necesita explotar y que todavía estamos a tiempo de que este diciembre no cierre con más niños quemados ni más titulares lamentables. La pregunta ya no es si se puede celebrar sin pólvora. Medellín ha demostrado que sí. La verdadera pregunta es si estamos dispuestos a cambiar.