El fraude digital acecha al retail: las categorías más vulnerables en 2025

El comercio electrónico en Latinoamérica no solo se convirtió en el motor de ventas para miles de negocios, también en el terreno de juego favorito para los ciberdelincuentes. Cada clic en el carrito de compras representa una oportunidad tanto para la innovación como para el fraude, y el retail es el que más lo sabe. Hoy, las categorías de tecnología, moda y electrodomésticos concentran la mayor cantidad de intentos de estafa digital, lo que obliga a las marcas a moverse más rápido que nunca para no quedar vulnerables en un escenario donde las pérdidas pueden llegar a devorar la rentabilidad de todo un año.

Lo sorprendente es que los estafadores no solo actúan en fechas clave como Black Friday o Cyber Monday, también aprovechan temporadas de descuentos o liquidaciones para camuflarse entre las transacciones masivas. El uso de tarjetas de crédito robadas, la clonación y el secuestro de cuentas son las tácticas más comunes, y aunque los números absolutos suben en los grandes eventos, el verdadero riesgo está en los falsos positivos: clientes reales rechazados por una mala estrategia antifraude. ¿El resultado? Abandono, frustración y una puerta abierta para que la competencia se quede con la venta.

Los errores que más exponen al retail son tan comunes como peligrosos: procesos manuales lentos, falta de autenticación en varios niveles, sistemas de pago desconectados y la ausencia de un monitoreo continuo que identifique patrones sospechosos en tiempo real. En un entorno donde la confianza del consumidor es tan frágil como el botón de “finalizar compra”, cada rechazo injustificado cuesta mucho más que una transacción perdida: significa credibilidad, fidelidad y la oportunidad de volver a tener a ese cliente.

Por eso, las soluciones tecnológicas basadas en inteligencia artificial y machine learning se están convirtiendo en el salvavidas del sector. Analizar miles de variables en milisegundos, detectar comportamientos inusuales y diferenciar entre compras reales y fraudes es la fórmula que está permitiendo al retail proteger ingresos sin sacrificar experiencia de usuario. En un mercado donde la logística, los múltiples medios de pago y los canales digitales se multiplican, contar con una estrategia antifraude flexible y actualizada ya no es un lujo: es la única manera de mantenerse competitivo y seguro en la era digital.